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El analfabetismo es la incapacidad de leer y escribir que se debe generalmente a la falta o rechazo hacia la enseñanza de las mismas capacidades.
El problema tiene dos vertientes: analfabetismo y rezago educativo. Se define como alfabetismo el conocimiento básico de la lectura y la escritura. El analfabetismo es lo contrario; esto es, la falta de conocimientos que impiden leer o escribir una oración sencilla, mientras que el rezago educativo se da en jóvenes que no tienen o no han concluido su educación secundaria.
Según la ONU, una persona analfabeta es aquella que no puede decir ni hacer un simple mensaje relacionado con su vida diaria.[1] Aunque la educación básica (primaria y secundaria) cada vez llega a más lugares, muchos jóvenes, por diversas razones, no asisten a la escuela y, por lo tanto, algunos de ellos no saben leer ni escribir.
En algunos países, la comprensión lectora puede ser deficiente a pesar de que su tasa de analfabetismo sea pequeña (iletrismo), pues leer no es solo conocer las letras, sino entender mensajes por escrito.
En algunos países las leyes abarcan condiciones especiales para analfabetos. Así, por ejemplo, el Código Civil de España establece que aquellos analfabetos que deseen otorgar testamento cerrado, y pidan a otra persona que se lo escriba, deben firmar en cada una de las páginas.
Hoy en día, muchos países con muchos analfabetos han puesto en marcha efectivos proyectos de erradicación del analfabetismo con sistemas que han demostrado alta efectividad.
El analfabetismo en general es una falta de enseñanza de una persona. Por ejemplo, Perú está llevando a cabo una intensa capacitación, con la cual se persigue el objetivo de poder llegar a la gente de los pueblos más atrasados por medio de programas sociales y de la televisión, a fin de disminuir el analfabetismo. siguiendo el modelo peruano en el Cusco, existe un programa que toma en consideración la realidad sociocultural y sociolingüística de la región de Cusco y el tratamiento lingüístico que se propone y aplica, que se realiza en dos idiomas: quechua y español.
El modelo cubano de alfabetización «Yo, sí puedo» se ha exportado a Bolivia, Ecuador, Honduras, Nicaragua y Venezuela.
La Campaña Bolivariana de Alfabetización, ha sido producto de analizar la situación educacional de adultos en Venezuela y es la Misión Robinson la que ejecuta el plan de ir en busca de las personas ávidas de conocimientos básicos para que aprendan a leer y escribir. Es lanzada por el presidente Hugo Chávez en 2003 y dos años más tarde la Unesco reconoce a Venezuela como territorio libre de analfabetismo.
Conviene recordar que la Unesco no evalúa de forma independiente las tasas de alfabetización, sino que simplemente registra las que recibe de los gobiernos de cada país. Este organismo clasifica como territorio libre de analfabetismo aquellos que reportan una tasa de analfabetismo inferior al 5%.
El 21 de diciembre de 2008, la Unesco y Evo Morales declararon a Bolivia un país libre de analfabetismo, con un índice de analfabetismo del 3,4 %.[2]
El 22 de junio de 2009, la Comisión Verificadora de Alfabetización Nicaragüense anunció que Nicaragua se convertía en un país libre de analfabetismo, reduciendo sus estadísticas del 19% al 4,73%.
El 13 de junio de 2011, el Perú fue declarado como libre del analfabetismo por el presidente Alan García, al alcanzar una cifra menor al 3% de la población en esta condición. Sin embargo se seguirá trabajando para reducir aún más la cifra.[3]
El analfabetismo digital es un proceso de la cultura de la nueva economía, que consiste en no poseer los rudimentos necesarios para moverse con las nuevas tecnologías, especialmente Internet, lo que contribuye a la brecha digital.
La organización sin ánimo de lucro Alfabetización Sin Fronteras es la responsable del diseño y puesta en marcha de las campañas de sensibilización y promoción que existen en España y en Burkina Faso, uno de los países con la tasa de analfabetismo más alta no solo de África sino del mundo entero, alcanzando niveles del 67% en hombres y 86% en mujeres según las estadísticas elaboradas por las Naciones Unidas.[4]